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NOMBRE: Pablo Stiven Contreras
SIGNO DEL ZODIACO: Tauro (el toro)
FECHA: 27 de abril del 2004.
Pablo Stiven Contreras es un niño de 12 años que vive en el país donde el pan de cada día es la corrupción y el beneficio propio, más exactamente en el municipio de Barrancabermeja, Santander. Él es un niño flaco, alto, de tez trigueña, cabello negro y ojos cafés. Se caracteriza por ser un niño que tiene los pies sobre la tierra y es muy consciente de su realidad. Es alegre, trata a las personas con el mismo trato que le dan y es demasiado rencoroso. Lleva una vida en presunta calma, hasta que se pone en movimiento y después ya no hay nadie que lo detenga. Le gusta coleccionar tazos y ahorra dinero cuando puede.
Toda la gente del lugar lo conoce por sus camisas blancas esqueleto, pantalones remachados y zapatos negros de colegio. Pablito vive junto a su padre Lizardo, su hermano Carlos y de su madre no le gusta que le hablen porque aún vive con el rencor de haberlos abandonado justo el mismo año cuando su hermano nació. Viven en una humilde casa en las afueras del municipio, su casa está hecha con tablas que Pablito y su padre tuvieron que cargar desde muy lejos, no tiene divisiones y sólo hay una cama doble que Pablito debe compartir con su padre y con su hermano. El baño casi no le gusta porque está en el patio y es un hueco cavado en la tierra; la ducha es un balde grande lleno de agua que recogen y no tiene cortina que les de privacidad.
Su padre Lizardo durante 20 años ha sido cuidón de gallos de peleas para un narco de Bucaramanga. Los últimos dos años para Lizardo han sido desastrosos ya que 22 de los 30 gallos que tenían murieron en el redonel y 7 más por una peste. De esos pocos gallos criados solo quedo uno, ganador de 3 peleas y sacado de las galleras porque tenían que sacarle crías a tan buen peleador en su tiempo. A ese último gallo Lizardo se lo regalo a su hijo Pablito, a quien bautizó como ‘’Rocky’’. Desde entonces a Pablito le han fascinado los gallos y dice que cuando sea grande quiere ser un gallero profesional aunque a veces su papá opaque la idea de serlo porque le refuta que eso no se estudia.
Pablito solo tiene un amigo, su gallo Rocky. No le gustan las amistades desde la última vez que en su escuela los niños con plata de la fila de atrás empezaban a criticarle su uniforme. No todo es malo, Pablito siempre se ha caracterizado por ser un niño vivaz y picaresco cuando le conviene. Pablito dice que estafar no es estafar cuando se necesita y que si es pecado con solo ir a la iglesia se le quita, porque eso sí, todos los domingos bien temprano está allá. Una de las cosas que más le gusta hacer es pasear por Barranca en la cicla de su padre, una vieja bicicleta que tiene más óxido encima que pintura, pero para él esto no tiene importancia.
A él nunca le ha gustado estudiar, va al colegio solo porque su padre le dice que hay que ser alguien en la vida, pero él solo entiende que debe ir porque Lizardo nunca fue lo que quería ser y debe cumplirle el sueño de ser el primer estudiado en la familia. Carlos y Pablito se llevan muy bien, desde siempre se mantienen unidos, cuidan el uno del otro y cuando no están juntos se sienten vacíos. Desde que su padre ha llevado a Pablito a las peleas de gallos como espectador le ha gustado mucho la música que ponen en el lugar, ranchera y carrangueras.
ANÉCDOTA
Es un día especial para Pablito, es su primer día de escuela, se levanta muy
temprano; saca potes de agua de un balde que se encuentra en su patio para
bañarse. Se alista con el mismo uniforme que consiguió su padre de un vecino
que ya no lo necesitaba. Se sienta a esperar que le sirvan su desayuno, un
vaso de agua panela y un trozo de pan. Mientras Pablito termina de comer su
padre se acerca con un cuaderno en sus manos y se lo da. Pablito sorprendido
lo abre y nota que trae una hoja de Rtickers de los Powers Rangers que tanto
le gustan. Se despide con un gran abrazo y se va a su escuela.
En el largo recorrido que debe hacer de su casa a la escuela Pablito tiene una
brillante idea, la de vender los Stickers que trae su cuaderno a sus compañeros
del salón, así obtendrá dinero para comprar otro cuaderno. La venta de Pablito
es un éxito entre los niños de La Manuela Beltrán, todos quieren un Sticker de
los Power Rangers y se pelean por obtenerlo; la algarabía llama la atención de
la coordinadora quién entra pidiendo una explicación. Ahora todos culpan a
Pablito y su nuevo negocio. Un muy asustado Pablito es llevado a la rectoría,
allí es regañado por la coordinadora y por si fuera poco le decomisan la plata
y su hoja de Sticker.